Un nuevo Hobby

Un nuevo Hobby

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Yo nunca he sido una persona de hobbies. Si algo me caracteriza, es mi falta de disciplina y estructura. Nunca me fue inculcado, nunca me fue natural. Al llegar a Alemania fui más consciente de ello, ya que todo el mundo tiene un hobby, que no es solo una actividad extra, sino que es una gran pasión, con grandes metas, logros e historias.

Como recuerdos de infancia queda que hice algo de gimnasia, estuve también en clases de tiple, en la tuna y en el grupo Scout del colegio. Ya en la adolescencia toqué un poco de guitarra, canté en algunos coros, intenté hacer capoiera, hacer otros bailes, tejer. Pero siempre fueron actividades a corto plazo, sin grandes metas, sin grandes avances, sin mucho tiempo, sin una comunidad. Tal vez por eso nada perduró.

Ya en la adultez intenté, entonces, asumir algunas, normalmente relacionadas con el deporte o la música. Volví a tocar la guitarra, empecé a trotar. Pero nada serio, nada con dedicación. Visité varios cursos de baile, de zumba, pero nada con cita fija. Antes de la pandemia encontré la natación, la cual sí me hizo querer adquirir una disciplina. Iba todos los lunes al entrenamiento, sin falta, motivada. La entrenadora era maravillosa y los compañeros, aunque variaban mucho, siempre fueron un buen grupo. Sentía el progreso e intentaba practicar por mi parte los jueves y, en verano, en cada oportunidad que íbamos a un lago. Alcancé a completar un año (y ya había pagado los siguientes niveles) cuando llegó la pandemia.

Luego nos mudamos. Busqué continuar, pero no hay casi oferta. La respuesta a mi llamado fue tan parca que dejé así (aunque si encuentro una, la tomaré).Y volví a buscar danza. También Boxing, pero es tan costoso. Busqué Zumba y bailes, pero no había demanda. Pasó la pandemia y busqué en la ciudad, pero ya es lejos. Claro, como no tengo disciplina, cualquier obstáculo mínimo es una excusa para no hacer nada y abrazar la pereza.

Mi cunada compartía conmigo la misma iniciativa de visitar algún curso, pero cerca. No encontramos nada, por lo cual ella me propuso hacer una clase de Zumba yo. La primera vez que lo mencionó pensé que jamás podría hacerlo. No solo por ser latina se sabe bailar, se baila bien ni se sabe explicar. Yo nunca fui buena explicando cómo se baila. Pero ya extrañaba mucho bailar.

Volvía a buscar y nada, fui a clases en la ciudad, pero son siempre en la noche y llegaba a casa a media noche. Entonces mi cunada me volvió a decir y ya lo hablé en serio con R. Me puse a investigar y llamé a una amiga que es instructora hace años. Y ella sí que me motivó. Primero estuve muy escéptica porque ella está en una gran ciudad y es una chica muy talentosa y hermosa, entonces pensé en que esas condiciones no aplican a mi ser. Pero ella me siguió motivando. No quería asumir el compromiso sin estar segura, porque implica una buena inversión económica: en entrenamiento y mantener la licencia.

Llegó navidad y con ella las promociones. Entonces hice el entrenamiento. Comencé con ayuda de Nata y poco a poco fui aprendiendo. Luego ofrecí a mis amigas que asistieran a clases virtuales, y ahí comencé a ver el reto que es, como tal y para mí. No me es fácil, ni por el lado del baile, ni la disciplina, ni el guiar. Aún así, seguí y lo disfruté.

Pasaron así 4 meses en los que sentía la presión económica, entonces tenía que empezar a buscar dónde ofrecer las clases. Alargué la tarea un buen rato, hasta que un día envié varios Emails a diferentes pueblos e instituciones cercanos. La primera y mejor respuesta la recibí de mi propia pueblo, en el cual no conozco a nadie. Las otras respuestas no fueron muy motivadoras, más "peros" que acercamientos. Por esto, me concentré en la respuesta más positiva. Decidí ir personalmente a hablar, para evitar malos entendidos. (Odio hablar por teléfono, siempre tengo el temor de no entender). Y vaya que he tenido mucha suerte: la señora, la cual llamaré "G", era la encargada de este tipo de eventos, habla muy claro, es muy amable, y me explicó que hay demanda.

Me explicó: Once upon a time, antes de la pandemia, había un grupo fijo. Pero la entrenadora se lastimó una rodilla. Y vino alguna vez otra chica pero desde un pueblo lejano, y pues era muy lejos y prefirió dejarlo. Y llegó la pandemia, y este grupo quedó sin entrenadora. Y un par de años después llego yo, a preguntar si es posible comenzar.

Entonces esta señora me ha ayudado con todo. No solo con toda la parte administrativa, sino con el grupo y las estrategias. Para el mes de junio ofrecí dos citas de prueba, para hacer un llamado comunal. A la primera cita se inscribieron más de 15 mujeres, y llegaron más. A la segunda no tenía inscripciones, pero dado que podrían llegar algunas sin inscripción y G solo podía el ese día, por lo cual le dije que así fuera ella sola, con gusto daba la clase. Cuando lo hablamos, estaban un par de sus amigas del grupo anterior y ella preguntaron que si podrían repetir, y pues claro que sí. A la segunda cita llegaron ellas y efectivamente como 10 más.

Así fue como se abrió la convocatoria para el curso de otoño/invierno. Y para aprovechar el clima, ella me dio la idea de ofrecer una clase al lado de mi casa, donde hay una cancha de fútbol y donde hace varios años también hicieron Zumba. Entonces hablé con el encargado, quien también fue muy amable, al igual que su equipo, y a finales de agosto hice una "fiesta de verano". Llegaron 15 personas y tenía invitados en casa, entre ellos una gran amiga, y fue muy bonito.

Zumba se caracteriza, a su vez, por generar comunidad. Entonces poco a poco he ido buscando otros entrenadores. He visitado clases en Viena y he ido a eventos. Todavía no he conectado con nadie, pero sé que es cuestión de tiempo y paciencia. Fui a Berlín a donde mi amiga, a un evento, y allí sí logré hacer un par de conexiones (no sé si fue porque son latinas, porque ya conocía a alguien en el grupo, o porque es Berlín, o todo).

Gracias al voz a voz de una de las chicas de la clase de prueba, me contactaron de otro pueblo cercano para que ofreciera clases también de otoño/invierno. Es por medio de una organización que lleva a quien voy a nombrar "AM". Ella es quien lleva y organiza todo, entonces ha fluido todo aún más. La sala es muy pequeña, pero vamos a empezar a ver qué pasa. ¡Ah, y ya tuve mi primera reunión organizativa en la alcaldía de mi pueblo!

Y bueno, ahora empiezo mis clases. Estoy motivada, por todo, y ese todo se resume en la oportunidad de integración.